25 de octubre de 2011

Suspense...

Hay algo más que palpita sobre nuestro pecho. Hay un frenesí, un pequeño nerviosismo constante en nuestro brillo.
Adoramos mirar las estrellas porque su calma, su estabilidad, nos asombra y nos envuelve.
Me es difícil asimilar que sus ojos no son verdes, porque me inspiran tal esperanza. Verde viento, verdes ramas...
Son otra vez mis tiernas locuras.
Y cuando se hace el silencio es cuando más escucho su color. Todo lo que pretendí enrevesar y con lo que con tanto ahínco me intenté confundir ahora deshace sus nudos y se destrenza.

Me encuentro junto a él. Cuando siento su aliento cálido y la leve presión de sus manos, siento un silencio verde, destrenzado. Noto un rumor de agua y el tacto de las plumas. Cierro los ojos y espero, hundida en tal calma, un nuevo beso, su contacto. Entonces todo se queda en suspense. Y mi recuerdo lo guarda con precisión.
El movimiento de sus labios.

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