29 de mayo de 2011

La inmensidad

Me asombra aquello que dicen sobre la infinitud. Que existe algo sin final, que se extiende más allá de lo que puedes sentir; que nunca lo podrás comprobar y que será evidentemente ajeno a tí.
Hoy, la música de Debussy me ha inspirado esa sensación. Es música impresionista, y por lo tanto pretende plasmar una imagen, como un cuadro en la eternidad del que lo ve; sólo que, en el ámbito musical, todo es efímero y se desvanece tras haberlo escuchado. Pues bien, este tipo de música pretendía "fijarse", plasmar y solidificar el mensaje para hacerlo menos perecedero.
Y he sentido un escalofrío al pensar el reflejo que puede tener este mensaje en la realidad. Es el deseo incansable del ser humano de no morir, no desvanecerse, sentirse infinito y seguir sintiendo la vida para siempre.
Quizá ahí está la clave de la música que nos gusta. Digamos que nos vemos dentro de ella, como el abrazo a un ser querido. Digo yo, que nuestra música nos hace sentirnos infinitos. Que nos encierra en nuestra maravillosa inmensidad...

27 de mayo de 2011

El miedo

Aclaro antes que no voy a hablar de él porque haya sido un día especialmente malo, simplemente, es un día.
De hecho, no siento que el miedo sea una emoción. Ni un sentimiento. Es más bien un compañero de infortunios. Nuestro eterno acompañante, nuestra sombra.
No soy desgraciada en absoluto, ni me siento víctima de nada, simplemente he intentado llevar a cabo una jornada de exhaustivo análisis a las relaciones exteriores, a las reacciones de cualquier persona. Os invito a que lo hagáis; quizá sea costoso, adheridos a un mundo tan superficial, pero es muy interesante.
Cualquier reacción ha sido encadenada o se ha visto afectada por el miedo. El miedo nos mueve, nos deja quietos, nos calla y nos manda gritar. Nos vuelve frenéticamente asustados.
Tanta norma, tanto tabú, tanto cumplimiento, tanta corrección. Castigos, castigos, castigos... Y cuando desobedecemos al Rey de nuestras acciones, nos sentimos cohibidos. Nos avergonzamos de ser nosotros mismos y volvemos a someternos.
Es inexplicable cómo hasta la gente que aparentemente es valiente se rinde a él. Es comparable al sentimiento cristiano de sumisión irracional a "Dios"; y para mí, igualmente incomprensible.
Seguiré analizando. Volveré a mirar la sombra de la gente. Me sorprende ver cuán horrible es.

La curiosidad va matando al gato.