16 de diciembre de 2012

Su imagen.

Su mirada es un tibio aderezo.
Su frente es un naufragio silencioso.

El pelo que sostiene dibuja siluetas rocosas, sin orden ni concierto; es todo un paisaje lánguido y azul claro. La punta de su nariz está enrojecida, pero sus mejillas aún no se han encendido.
Esa chica acaba de llegar a algún sitio.
No se adivinan muy bien algunas pequeñas heridas en su boca, pero las tiene. El labio superior es tan fino y débil que al espirar se estremece. En sus manos pequeñas y fuertes las heridas son más evidentes. Algo de lo que no está muy orgullosa.
Por la calle cantaba en susurros porque prefiere pensar quieta.
La sombra en su barbilla es una niebla casi imperceptible. Se protege con un pañuelo y se tapa con su pintalabios. Sus ojos la ponen en peligro.

Su mirada es un tibio aderezo, su frente es un naufragio silencioso y ,al mismo tiempo,fuegos artificiales alumbran la costa. Rugiendo con el viento. Hay mucha vida dentro de ella.