25 de agosto de 2011

Antes que el huevo y la gallina, aquel grillo.



Antes del comienzo, antes de la vida y la discordia, de la tierra y del mar. Antes de la primera caricia, del primer asesinato, antes de nacer la sonrisa y de morir la calma… Antes, incluso, de todo lo que nos percatamos, existió el detonador que nos hizo percatarnos de ello.


El grillo no calló por hacernos ver cómo la noche caía sobre nosotros.

Nos regaló el suspense del atardecer

y el misterio de la oscuridad.

El grillo, en la noche, no nos observa ni se deja observar:

sabe que todos estamos locos desde nuestro principio

y moriremos en nuestro delirio de pasiones.

Sabe que los locos siempre estamos chiflados,

y el vivir paso a paso nos aturde aún más.

Sabe que nuestro corazón se marchita tras florecer

y el grillo, en la noche, alberga el rocío de la mañana.

El grillo, así, es serenidad, es calma,

es aquel presente que vive para la noche

y nos la presenta a la vez.

Por ello, no nos envidian;

los grillos siempre están allí y nosotros a ratos:

he ahí que del grillo sea la magia

de la noche, la inspiración

y del humano, la demencia...


Por Dalí, que siempre me hizo pensar en los locos. Y en locuras.

24 de agosto de 2011

"¡Dios ha muerto!" frente a "¿Dios ha muerto?"


De una manera u otra, los hay que lo creen presente, lo veneran, se arrodillan y, de alguna manera, lo ven. Le hacen un hueco entre sus preocupaciones y lo invitan a otorgarles felicidad a cambio de fe incondicional. ¿Incondicional...?

Recientemente fui sorprendida por una creyente. Estaba jugando y haciendo burla a una escultura despreocupadamente y ella, detrás, sonreía cordialmente aunque preocupada. Sufría pero quería permanecer ajena a la imagen. Me aparté incómoda sin pensar que le preocupaba más de lo aparente. Pero fue así, como pude comprobar acto seguido.
Me aparté, nos apartamos, y una vez sentada a la orilla del río me di la vuelta. Estaba limpiando la estatua con toallitas, de arriba a abajo, y poco a poco lograba sacarle brillo a los pies de aquel monje de bronce.
Y sin decir absolutamente nada, se fue andando, ligera, con la cabeza algo agachada pero con la mochila bien asida, de donde había sacado sus impolutas toallitas...

-Si Paulo Coelho hubiera estado en la escena, no hubiera tardado en redactar un bonito libro inspirándose en todo esto. Él sabe muy bien cómo destapar la moral casi perdida de la religión, y cómo mitificar el espiritualismo. Allá hubiera ido el guerrero de la luz...-

Me la imaginé con su sonrisa y su pasividad yéndose por el empedrado de Praga hasta llegar al bosque del pie de la montaña, donde se desvanecería con su sonrisa de fantasma y su presencia de fantasma. Y al momento de desvanecerse, caerían todas las toallitas sucias y volarían hasta donde estuviese yo, "A orillas del río Moldava me senté y observé".
Pensé que Dios había muerto, lo sentí. Y pensé que le estaba limpiando la tumba, trayéndole un ramo de flores a su lecho...
Con todo mi respeto, descanse en paz. Los hay que le guardan pleitesía y siguen hicándose las rodillas. Por mí, de acuerdo. Y hasta que deje de ver las toallitas volando sobre mí, seguiré creyendo en la existencia de las sonrisas de fantasma.
En la de Dios, no tanto.

22 de agosto de 2011

La esperanza

Para mi bien, todo fue un simple episodio, desagradable pero efímero, como todo...

No conocemos el futuro y nos olvidamos por un tiempo del presente. Pero el presente era nosotros, y aunque fuera desfavorecedor o desalentador, el presente nunca es incierto. Lo conocemos, siempre, pero no su rumbo, no su futuro. Por ello, solemos entristecernos y pensar que la esperanza responde a este rumbo. No, nunca. La esperanza corresponde a la posibilidad, y la situación nunca está acabada por el simple hecho de serlo, de existir en su significado.

Así, la esperanza es un medio. Es una guía... Es un siempre podrá. Y un nosotros siempre nos envuelve...


Además, los recuerdos de aquel estado de ánimo, de las sensaciones que describí los últimos días, me hacen rememorar unas páginas de mi libretita, que escribí en Benicassim pensando en cómo se alternan la noche y el día en mi corazón, inspirándome en unos momentos reflexivos que tuve junto a un amigo bajo la noche de Ibi, y bajo sus estrellas:

Ni siquiera el mar alcanza las estrellas,

ni el árbol más alto

ni el sentimiento más fuerte

llega a ellas.

Las estrellas se ríen con sorna,

se mofan de nuestras esperanzas presentes y para consolarnos nos regalan noches futuras,

magia estrellada, estrellas añoradas...

noches de melancolía bajo el cielo nocturno,

de reflexiones taciturnas y brillo en los ojos.

Y mientras nosotros les sonreímos, ellas nos lloran al cielo oscuro

y éste, expandiéndose, llama a los grillos, a la brisa, al misterio;

y todos juntos, necesitados de luz

piden a la luna que deje alzarse al sol,

llegando su final y nuestro principio:

el Día.


19 de agosto de 2011

Autoengaño

Práctica constante, frialdad anónima e indiferencia.
Me pregunto por qué aún no he reventado a llorar... Quizá es que interiormente estoy deseando ser un autómata. Desde aquella mañana no quise pensar, no quise sentir y tampoco herirme... pero es inevitable.
Noto como poco a poco, por cada letra, por cada movimiento, me voy abriendo. Necesitaba escribir y estoy repulsando la libreta, pero el ordenador parece no captar mi dolor. Ninguna tecla expresa nada y eso me encanta...
No quiero pensar que nada ha acabado, porque no ha ocurrido. Sólo hay que pensar con frialdad. Sólo hay que impedir que salgan a la luz algunos recuerdos, que otros más superficiales emerjan y así continuar caminando.
Todo se derrumba. ¿Por qué yo, por qué él? No, no me lo creo. No me lo quiero creer. No podría vivir así.
Hasta pronto, ya no puedo más.

18 de agosto de 2011

Vacío...

Qué hacer con todo esto si el mal no procede de mi interior...
Cómo reaccionar cuando se tiene el corazón lleno... pero todo lo que le rodea es vacío...
Incluso con la calidez de las risas de la gente a la que quieres, incluso sopesando que el cambio no tiene por qué ser negativo, el corazón me puede.
Actuando con bondad y con paciencia, reprimiendo la necesidad de besarle de nuevo. Así es como estoy creyendo que se tornará todo a mi favor. Pero sea como sea, no es elección mía.
Desgraciadamente, mi corazón pende de su hilo. Y él necesita encontrar un rumbo, y es un año de cambio.
Cómo actuar si sé que me Ama pero nada será lo mismo.
Cómo calmarme si no puedo expresarlo ni en una estúpida libretilla de papel.

Bach...

11 de agosto de 2011

La calma


Es la sombra que siempre se asoma
en la infinitud del mar.
Es el silbido de la desolación que las olas acompañan.
Es resumir todo en un sonido que recuerda al silencio, sin serlo ni mucho menos.
Es el recordatorio de que hay mucho más,
con noches y auroras.
Hacerte ver, por los ojos del gato en la noche, por los del insecto espectante, por los ojos del propio ciego,
que somos los que no vemos nada.
Es encerrarlo todo sin posibilidad de escapar,
es reprimir el grito de guerra
para mostrarnos el silencio del sonido de la marea.