11 de octubre de 2011

Mi fortaleza

Ha sido un día de los de pasar
que aún me queda por pasar...

Ha sido un día de irradiar carácter.
Porque sin otra cosa, qué se puede hacer...

Pero no he cometido el error de siempre. No he caído en la apatía ni en esa melancolía que acababa con mis fuerzas. No. Es evidente que es el momento en el que tengo que creer en mí. Me explico...
Pretendía hacerme pensar que necesitaba que me hicieran feliz. Y es cierto que necesitaba sentirme amada, pero por mí. Abrirme a mi verdad y aceptarme así, tan horrible y tan maravillosa como soy. Debo ir aprendiendo a valorar la independencia de la que en esta época puedo sacar provecho.
Si todo está tan confuso, si hay una bruma que cubre con la duda cualquier expectativa futura, sólo será mi propia voluntad, individualizada, la que me sacará de todo esto.
Quizá llegue el momento en el que pueda demostrarme hasta dónde puedo llegar. Hacer el camino sin necesidad de terceras personas.

Se engañarán si creen que no puedo hacerme fuerte. Jean-Jacques lo hizo y me está enseñando cómo seguir sus huellas:
-Valora tu soledad como la compañía que más te ayudará a conocerte.
-Nunca olvides anotar toda reflexión que tengas. Cuanto más absurda parezca la idea, más importante es preservarla.
-No dejes que la gente te convierta en su presa. Por más que aparentes serlo, conserva la fiera que guardas latente.
-No te insensibilices. Sabes que para un paseante solitario sólo sería una meta imposible. Siente, de piel para dentro, todo cuanto puedas. Pero cuanto más muestres tu sentir, más débil serás. Y la fiera será una presa.
-Todas las penas más vivas pierden su fuerza para quien vea en ellas la compensación grande y segura.
-No seas falso y pérfido como ellos. No te falles. Antes que actuar con banalidad, dedícate a observar. Son peligrosos y te dañarán. Ellos también tienen garras, no lo olvides.
-Nunca desprestigies los valores humanos. No los infravalores por mucho que la gente quiera destrozarlos. Eso sólo es de horribles, y tú no lo eres por más que insistan.
-Jamás les hagas mal, aunque ellos te lo hallan hecho a tí o tengas la sospecha de que lo harán. Nunca le alcanzarás al mundo en el arte de perjudicar y no aliviará tu sentir. Perderás tu estima y ganarás remordimientos. Aquí estamos para valorar.
Y la última, y más importante:
-Sé fuerte con dulzura.

Gracias, Jean-Jacques.
Gracias, con dulzura.

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