9 de enero de 2012

Suspiros de año nuevo

Primeros días:
al borde de la expectación.
Siseaba el viento
al sol del invierno.

Mañana pretendo ser mejor que lo que soy,
sea quien sea yo.

Las hierbas oscilaron
sobre sus sombras en el suelo.

Pretendo amar más y respirar mejor,
que no se me escape
un solo suspiro tuyo, aún si es de tristeza,
pues las lágrimas son también
suspiros de vida condensados bajo los ojos.
Pues la pena es
de donde surge la alegría,
de aquel mágico contraste
nace la luz en tu sonrisa.

Así, no me perderé ni un solo suspiro de tus labios
aún si fuese por tu soledad,
pues ella me permite alcanzarte
y hacerme tu eterna compañía.
Pues ella dará siempre paso
a mi incansable acercamiento
y jamás te sentirías solo de nuevo.

Aún si el suspiro fuese de impaciencia,
soledad, pena o tristeza,
jamás me perdería ninguno,
pues mi presencia contribuiría a
que dicha impaciencia, soledad, pena o tristeza
se alejaran de tu corazón
y me hicieran sitio.

Aún si de nuevo los suspiros fuesen
bajo la noche estrellada y los pinos,
te acompañaría hasta el último instante
y seguiría instándote a sonreír.

Aún si suspirases de cansancio,
seguiría cansándote a tu lado.
Continuaría, con perseverancia,
ilusionándote, emocionándote,
te alzaría en mi frenesí, por ver si quizá,
cumpliéndose mis sospechas,
salieras volando, realzando tu brillo.

Aún si entonces alcanzases la suprema felicidad conmigo,
-principal propuesta de nuevo año-
y suspirases entonces en goce de tu plenitud,
entonces tampoco se me escaparían tus suspiros:
los detendría a todos con un beso.

Mañana pretendo, en fin, mi vida,
sea quien sea yo,
sea quien seas tú,
construir un nosotros evocado a la infinitud

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