4 de septiembre de 2011

¿Aplacarlo?


El sentimiento es la ley.
La verdad absoluta
es que vivimos sublimados al corazón.
La verdad más dura
es la de aceptarlo.

En todo este frenesí de decisiones, en este cúmulo de ilusiones y desengaños, tras el telón de acero entre la razón y el sentir, existe un baobab.
-Y sí, quizá resulte una burda copia de "El Principito". Pretendía, sin embargo, hacerle un pequeño homenaje a mi lectura favorita. La principal enseñanza que saqué de este libro es que el corazón y la intuición de un niño, su esencia, son nuestra cura. Por tanto, y como me considero inmensamente infantil, quería dedicarle un espacio a mi corazón, y a la poca intuición que me queda.-
Como decía, entre nuestras dos mitades hay un baobab. Éste es nuestra perdición, puesto que una vez que penetran sus raíces, perforan el terreno hasta resquebrajar nuestro mundo.
Esta metáfora con ramas se alimenta y crece conforme intentamos aplacar al corazón. Pese a esto, disminuye de tamaño cada vez que el corazón se siente escuchado.

Con una realidad tan certera, tan bella y tan dramática,
sólo me queda por añadir
que su crecimiento se puede ralentizar...
sonrisa a sonrisa.

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