8 de abril de 2012

La maja y el ruiseñor

Entre las ruinas, se paró el tiempo.
Todo lo que anduve buscando desde que conocí la obra, todo cuanto anhelaba sacar de ella, lo conseguí.
Quise rozar el cielo y cantar sobre una nube. Y lo hice.
Entre todo lo que parecía que iba a ser fracaso por mis nervios, al final, con apoyo y mucha fuerza de voluntad, resurgió toda mi música como si lo tocara una vez más en mi casa, sola, íntima y melancólica.
Y no me da vergüenza alguna deshacerme de la humildad en este momento. Porque esta vez lo hice, fui yo misma, grité quién era...
Lo conseguí. Sí... Lo conseguí.
Entre un público mayormente distraído y superficial, pingüinos, conseguí que todo el que me escuchase de corazón me viese.
Y me vieron, y sé que me vieron porque lo sentí, porque además de sentirme yo misma, con todo mi trabajo expuesto, el ruiseñor fue escuchado.
Y todos saben que nunca será polvo quien vio su vuelo o escuchó su canto.

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