13 de febrero de 2012

Puntito rojo, dime...

Se adhiere sin suavidad ninguna sobre la piel. Me noto al tacto la yema presionada, pegajosa, el dedo parece más carnoso, la herida lo hincha un poco.
Un pequeño brote de sangre. Un puntito rojo oscuro, vivo, brota un poco, se expande y fluye lento, muy lentamente por el surco entre la carne y la uña. El esmalte se tinta. La carne se quema.
Lo veo a la deriva, y me pregunto cuándo me lo he hecho.Puntito rojo, ¡contéstame! ¿Cómo habrá aparecido? No soy consciente...
Puntito rojo, dime, ¿de cuántas cosas soy consciente?
Ahora recuerdo, puntito, las sensaciones de la semana pasada. Eso no fueron puntitos, fueron bloques, agobios. Menos mal que mi cura, mi salvación, mi todo,... llegó el sábado. Sin aquel día, sin ese "nosotros" quizá, puntito, ahora serías mucho más grande, y sangrante. Ahora soy consciente de aquello.
No te asustes, cariño, no temas. Tranquila, respira hondo, te quieres. No pretendas sufrir, no te hace falta, eres capaz de muchas más cosas de las que crees. Incluso aunque creas en pocas... No te asustes, pues aunque nadie podría ser capaz, tú tienes valor Sí, ese valor. Aguanta, Aguanta. Yo estoy contigo misma. Yo sé todo lo que te ocurre, y te protejo, te conozco bien y sé que debes sonreír, y que hay que ayudarte a hacerlo. Vamos, tranquilamente lo cogerás, estudiarás poco a poco y disfrutando. Vamos, tú podrás, no te asustes. Tienes muchas cosas, es normal. No llores, cariño, no llores por favor... Si él estuviera aquí... Te estás agobiando... No me tengo que agobiar...
¿Cuántos puntitos tendrán ya la tirita puesta?

No hay comentarios:

Publicar un comentario